¿Qué tener en cuenta al tomar un crédito o un préstamo?

Primero, debés contemplar un producto que se adapte a tus necesidades y tu capacidad de pago (ver Presupuesto Familiar).

Para comparar entre la gran oferta de créditos o préstamos, ya sean personales o hipotecarios, tenés que tener en cuenta su costo total. Es decir, debés considerar todos los costos y gastos que deberás pagar para poder recibir la financiación.

La simple comparación de la cuota o la tasa de interés puede confundirte o hacer que tomes una mala decisión. Algunos préstamos pueden tener una tasa de interés baja, pero muchas comisiones por otros conceptos (apertura, cancelación, amortización parcial, etc.).

Algunos costos o gastos podrán estar incluidos en la tasa de interés que se te informe, pero otros pueden no estarlo.

Elementos a considerar:

  • Plazo y forma de pago (amortización)
  • Tasa de interés compensatorio: Es el precio que la institución te cobra por prestarte el dinero que solicitás. Se paga durante toda la vida del préstamo.
  • En caso de que no pagues en fecha, debés considerar la tasa de interés moratoria.
  • Gastos de evaluación y otorgamiento del préstamo: costos en que incurre la institución para dar el préstamo y que se te pueden cobrar. Se paga por única vez al momento del otorgamiento.
  • Gastos de mantenimiento de la cuenta: por lo general las entidades solicitan que el cliente abra una cuenta para depositar el monto del préstamo y debitar de ella el importe de las cuotas mensuales.
  • Gastos de contratación de seguros relacionados al préstamo: de vida, de desempleo, por destrucción parcial o total de un bien. Se paga durante toda la vida del préstamo.
  • Comisiones

Para conocer el costo total del crédito o préstamo, podés calcular la tasa implícita del préstamo que incluye: el capital recibido, el plazo, la tasa de interés y todos los otros pagos que se deben realizar, como comisiones y seguros, entre otros.

Recomendaciones:

  • Evitá el sobre endeudamiento

Esto sucede cuando tus ingresos no alcanzan para cubrir los pagos de las diferentes deudas contraídas.

  • Elaborá tu presupuesto familiar. Llevá un registro ordenado de tus ingresos, gastos y todas tus deudas. Elegí el crédito que más se adecúe a tus necesidades y posibilidades de pago.

Verificá:

  • Que el importe de la cuota y del crédito total sean acordes a tus ingresos.
  • El plazo del crédito.
  • Al elegir el préstamo que más te convenga, deberás evaluar el plazo en el que podrás pagarlo. Tené en cuenta que los préstamos de plazo largo implicarán que pagarás tus cuotas durante mucho tiempo de tu vida. Sé prudente. Evaluá si tus ingresos serán tan permanentes como las obligaciones que asumís.
  • Antes de tomar un préstamo analizá y compará todas las ofertas disponibles de varias entidades. Leé detenidamente el contrato y las condiciones generales de contratación.
  • Para la comparación tomá en cuenta todos los gastos o costos asociados, no solamente la cuota o la tasa de interés. Analizá el costo total.
  • Si no podés hacer frente al pago de la deuda que asumiste, consultá en la institución financiera para evaluar la posibilidad de llegar a un acuerdo de plan de pagos que puedas cumplir. La institución no puede cambiar las condiciones del crédito de manera unilateral, si lo hace el acto carece de validez.
 

¿Conviene endeudarse en moneda extranjera?

Al tomar una decisión sobre en qué moneda te conviene endeudarte, recomendamos, además de lo señalado en general, que consideres en particular:

La moneda en la que recibís tus ingresos. Principalmente, si te vas a endeudar a largo plazo, es aconsejable que optes por un préstamo en la moneda de tus ingresos. Es a lo que se le llama “calce de ingresos y egresos”.

Esto hace a la buena administración de tu presupuesto; ya que, si percibís ingresos en pesos y pagás la cuota en pesos, evitás que una devaluación de la moneda perjudique tu presupuesto familiar al incrementarse la cantidad de pesos que tendrías que pagar si la cuota del préstamo hubiera sido en moneda extranjera.

En síntesis, aconsejamos no endeudarte a largo plazo en una moneda diferente de la que genera los ingresos. Si lo hacés a muy corto plazo, verificá que la cuota del préstamo sea baja con relación a los ingresos de la familia y que el período de repago no te exponga a una eventual pérdida de valor de la moneda en la que tomaste la deuda.